La exdirectora de Políticas Públicas Globales de Meta, Sarah Wynn-Williams, ha desatado una ola de controversia tras declarar que la empresa, conocida por sus redes sociales como Facebook e Instagram, ha estado orientando anuncios a adolescentes, basándose en su estado emocional. Esta revelación ha puesto a Meta bajo un intenso escrutinio tanto por parte de los legisladores como del público, generando una ola de críticas y un debate sobre la ética de la publicidad dirigida a los jóvenes.
Meta adolescentes: Revelaciones Impactantes
El testimonio de Sarah Wynn-Williams, presentado ante el subcomité de crimen y terrorismo del Comité Judicial de EE. UU. el 9 de abril de 2025, reveló prácticas preocupantes por parte de Meta. Wynn-Williams, quien también es autora del libro “Careless People”, destaca cómo la empresa aprovechaba el estado emocional de jóvenes de entre 13 y 17 años para orientarles anuncios específicamente diseñados para capitalizar en sus inseguridades.
Estrategias Publicitarias Controversiales
Wynn-Williams proporcionó ejemplos concretos de anuncios dirigidos a adolescentes que se sentían deprimidos o inseguros. Estos incluían productos de belleza que aparecían tras la eliminación de un selfie, o promociones de pérdida de peso dirigidas a aquellos que manifestaban inseguridades respecto a su imagen corporal. La exdirectora de Meta describió estas prácticas como una forma de aprovechar momentos de vulnerabilidad emocional para fomentar el consumo entre los jóvenes.
El Valor Comercial de los Adolescentes
El testimonio también reveló las perspectivas internas de Meta, donde los adolescentes son considerados un segmento muy valioso para los anunciantes. Este enfoque en monetizar los estados emocionales de los jóvenes ha suscitado preocupaciones sobre el impacto ético y psicológico de dichas prácticas, particularmente en un grupo demográfico que ya enfrenta desafíos de salud mental en la era digital.
Hipocresía en Silicon Valley
Una de las acusaciones más contundentes de Wynn-Williams fue la hipocresía percibida entre los ejecutivos de Silicon Valley, quienes evitarían que sus propios hijos usen productos de Meta. Esta revelación resalta las preocupaciones sobre los efectos negativos que estas aplicaciones pueden tener sobre la salud mental de los jóvenes, a menudo reguladas y manejadas de forma diferente por quienes comprenden sus riesgos internos.
La Respuesta de Meta
En respuesta a estas acusaciones, Meta ha negado firmemente las afirmaciones de Wynn-Williams, calificándolas de “desconectadas de la realidad y llenas de aseveraciones falsas”. La empresa argumenta que sus procedimientos publicitarios no violan las pautas éticas ni la privacidad de sus usuarios jóvenes. Sin embargo, el escrutinio continúa mientras legisladores y expertos en tecnología debaten sobre la privacidad de los datos y la responsabilidad corporativa en el manejo de información sensible.
Este conflicto en torno a Meta adolescentes pone de relieve cuestiones críticas sobre la privacidad digital, la ética en la publicidad y el impacto de las redes sociales en la juventud. A medida que esta historia se desarrolla, se espera que tanto el público como los reguladores sigan monitoreando de cerca las acciones de Meta y sus repercusiones en el mercado publicitario.