Epic Games ha estado en el centro de atención debido a su confrontación con gigantes tecnológicos como Apple y Google. En una declaración reciente, Tim Sweeney, CEO de Epic Games, calificó a estas compañías como “negocios al estilo gangster”. Según él, sus prácticas monopólicas afectan directamente a su plataforma, el Epic Games Store, restringiendo una competencia justa en el vasto ecosistema de tiendas de aplicaciones.
Epic Games y su batalla legal
La lucha de Epic Games contra estos gigantes no es nueva. Han iniciado demandas contra ambas compañías, denunciando prácticas monopólicas en sus respectivas tiendas de aplicaciones. Mientras que lograron una victoria notable contra Google, su lucha contra Apple no fue del todo exitosa. No obstante, una resolución judicial obligó a Apple a abrir más su App Store a la competencia, marcando un pequeño pero significativo avance para Epic Games.
Impacto en el Epic Games Store
Las críticas de Sweeney también destacan cómo Apple y Google desmotivan a los usuarios a descargar el Epic Games Store. Utilizan advertencias que podrían reducir las descargas hasta en un 50-60% en dispositivos Android e iOS. Esto representa un desafío significativo para Epic Games, especialmente al intentar atraer a desarrolladores a su plataforma.
Obstáculos financieros
Además de estas advertencias, Sweeney llama la atención sobre las tarifas adicionales que afectan la competitividad de Epic Games. En particular, se centra en la tarifa de “tecnología nuclear” que Apple impone, cobrando 50 centavos por cada instalación anual en aplicaciones que superan el millón de descargas.
El futuro del Epic Games Store
A pesar de estas barreras, el Epic Games Store sigue avanzando. Ha logrado incluir ciertos juegos populares en su colección iOS, con planes de abrir más oportunidades para desarrolladores a fines de este año. Este movimiento no solo amplía el catálogo de la tienda, sino que también fortalece su posición en el competitivo mercado.
Necesidad de un cumplimiento legal más riguroso
Sweeney subraya otra preocupación de peso: la falta de un cumplimiento más riguroso de las leyes antimonopolio. Este vacío legal permite que las grandes tecnológicas mantengan prácticas restrictivas sin consecuencias inmediatas, subrayando la necesidad de reformas estructurales en la regulación del mercado digital.